Este, mi trabajo, no es más que una humilde mirada al caleidoscopio enrevesado que es la maternidad.Esta dedicado especialmente a mi amado esposo, compañero de vida, amigo y socio en este lío de ser madre imperfecta. A mis hijos, mis dos trabajos en proceso los mejores logrados a mi juicio,responsables de esta maternidad imperfecta y todos sus devenires. Finalmente dedico estas crónicas a mis lectores que saben que esta es una pieza en construcción, como toda buena madre imperfecta que se respete....

27 de abril de 2010

¡Cuuuuuuumpleaños feeeeeeeeliz te deseamos a tiiiiiii….O como sobrevivir a los diversos eventos que trae consigo ser madre imperfecta…. Quinta parte

Para mi amiga Amelia, la good morning de Rubén y mi directora favorita de todas las que tendré.

Cuarto complemento del servipack de entrenamiento de toda madre imperfecta, los cumpleaños (desde el 1er año hasta el 5to) incluidos los del colegio, por tanto en este capitulo tratare de describir la experiencia que supone el celebrarle a mi hijo mayor (que en todo caso es con el que una se estrena) los cumpleaños en su amado colegio…
Si bien, ya habíamos descrito brevemente (en capítulos pasados) como es la relación de acercamiento al colegio, tengo que aclarar que en principio da temor enfrentarse a la directora (si, aquella que muy amablemente nos dijo que éramos unas sobre protectoras terribles, y que nos termino de encasquetar el mote de MAMÁ DE…), esa amable licenciada en educación, no, perdón es profesora (“porque yo soy graduada del pedagógico y es un punto de honor que nos llamen profesor, no licenciado”) que se encuentra sentada en su oficina, siempre ocupada y que te atiende siempre con una sonrisa en la cara (menos mal), a la que le explicas la situación y quien de regreso te explica las normas del colegio para estas celebraciones:
-“las fiestas de cumpleaños se realizan solamente los días viernes, no debes traer mas que la torta y unos refrescos, no se mandan invitaciones, no se puede tomar mas que la hora del recreo, no puede asistir toda la familia, no se deben traer serpentinas ni nada que ensucie el salón, la decoración no es necesaria, si va a traer cotillones debe identificarlos, solicite a la maestra la lista de niños” y seguramente alguna otra que por los mismos nervios de ese día no recuerdo.
Con estos mandamientos regresa una a la casa, pensando que no puede ser tan difícil, porque ya ha llegado el nene con dos o tres cotillones a la casa de compañeritos cuyas madres se han lanzado a la misma aventura y han vivido para contarlo, además esta el aliciente del orgulloso padre imperfecto, que remata: “¿que prefieres eso o los veinte carajitos brincando en el parque, con los respectivos papás y mamás?, yo creo que en el colegio es más sencillo”.
Lo que nadie jamás te dice, para variar, es la cosa no es ni tan fácil, porque obviamente debes hacer una reunión en tu casa el día del cumpleaños del niño, mas la del colegio (en mi caso la del colegio fue el viernes y la de la casa el sábado).
Por fin entre a los prolegómenos de la organización del magno evento escolar, mi hijo había comentado con los amiguitos lo del cumpleaños y había dicho: “va a ser el mejor cumpleaños del mundo”, y ¿con que corazón una madre, por imperfecta que sea, defrauda a su hijito?, así que me fui compre los fulanos cotillones, lista en mano, mas tres cotillones de emergencia, para mi sobrino que no estudia en el mismo colegio, para el hermanito menor del homenajeado quien al ser menor que el no disfrutaría de la fiesta en el colegio y un tercer cotillón de emergencias, porque como recordarán nosotras las madres imperfectas somos los sujetos de pruebas favoritos del universo.
Arme mis cotillones, los identifiqué, hice no una, sino dos tortas con el mismo motivo de los cotillones (me encanta la repostería y prefiero mil veces hacerle yo su torta a mis hijos a su gusto que gastarme un dineral en una torta de la calle por muy buenas que sean), compre unos refrescos, arme un par de juegos para que el compartiera con sus compañeros, y finalmente tomé las fotos del cumpleañero con sus tortas, escogió el mismo cual era la elegida para llevar al colegio, y dejamos todo armado para el día siguiente.
Amaneció de cumpleaños, le hice su desayuno favorito, se vistió como quiso (era su cumpleaños y los viernes son permisivos en el colegio, gracias a Dios), lo llevó al colegio su papá y yo me quedé ultimando los detalles para irme poco antes del recreo y armar todo, me arregle, agarre la perolera y me fui volando a darle el mejor cumpleaños que una madre imperfecta puede darle a su querubín.
Llegue al colegio (en donde la directora muy amable, me ayudo con todo y superviso todo), la maestra me recibió con aquellas criaturas sentaditas en sus mesitas de trabajo, con ojos expectantes (yo me sentía en la propia jaula de los leones), hicimos los juegos, picamos la torta, cantamos, y se entregaron los cotillones, todo en una hora. Al final dí las gracias a la maestra y a la directora, (gracias profesora) recogí mis peroles y a mi bebe (ya no tan bebe, estaba celebrando su cuarto cumpleaños y el primero en edad escolar), y me regrese a casa pensando en todo lo que uno puede hacer en una hora.
El balance era positivo y para nada traumático, muchas mamás me agradecieron el haber compartido con sus hijos el cumpleaños del mío, y me sentí feliz.
Pasado un año (y obviamente un año escolar nuevo), mi hijo pidió celebrar su quinto cumpleaños nuevamente con sus amigos en su colegio, yo para mis adentros me alegré, porque ya había pasado por eso, y los miedos que tenía al principio habían desaparecido, la directora era ya mas cercana (hoy en día puedo decir orgullosa que la considero mi amiga. Incluso mas allá de su rol de directora, me ha enseñado mucho, cosa que agradezco infinitamente, y que jamás en la vida tendré como pagarle), y con una llamada de teléfono quedó todo pautado para el siguiente Viernes.
Igual que el año anterior, compre todo, identifique todo, pedí mi lista y ese año pude llevar a la madrina de mi hijo (mi hermana Bea, que vive en España y estaba de visita) y a mi hermana menor (que es voluntaria de Payasos de hospital) y que haría magia para mi hijo y sus amigos, y me dejaron incluso llevar al orgulloso padre, que tomaría todas las fotos, ese año me prestaron el pequeño y hermoso parque de recreo, me habilitaron un espacio para poner la mesa y ¡hasta pude llevar globomagia para los niños!. ¡Me sentía la reina del arroz con pollo!
Cuando llegamos los amiguitos de mi hijo pegaban gritos, ya todos me conocían, la Mamá de Rubén, (que puedo decir), y la maestra de mi hijo (una mujer extraordinaria, vertical en su proceder – como lo dice la misma directora- eficiente y ordenada) se prestó para ayudarme en todo. La maestra de mi hijo, superviso todo, mantuvo a los niños en perfecto orden, participo de los juegos, ayudo con los trucos de magia, ayudo con la colocación de la torta, ayudo a servirle refrescos a los niños entre un juego y otro, todo esto sin pedírselo y siempre muy sonriente, me sentía encantada, todo fue un éxito, pero cuando llego la hora de la torta, la maestra se me acerco y con voz muy suave pero tono de general de la armada me dijo sin dudar:
- Señora Elsa, los niños que se van a las 12 pueden comer torta los que se quedan hasta la tarde la tomaran de postre, luego del almuerzo, los cotillones los entregaremos bajo ese mismo concepto, los que se van se los pueden llevar de inmediato, los que se quedan en la tarde, los reciben al irse. Así que, si me hace el favor, me los entrega y yo mientras cantan cumpleaños los clasifico, de forma que no perdamos tiempo, ya que son mas de las 11 y el almuerzo de quienes se quedan ya está listo y no debemos retrasarlo mas.
¿Que se hace ante tal panorama?, entregar con la boca desencajada las bolsitas, y cantar cumpleaños mientras aquella diligente mujer se encargaba, tal cual me lo dijo, de todo, servir en platos diferentes la torta de los que estaban por irse (y por ello autorizados a comerla) y los que se quedaba (y debían esperar el almuerzo para tomar el postre), recoger minuciosamente todo, y salir de allí, en formación de orden cerrado, al más puro estilo de los bielorrusos, no me quedaba de otra. Así pues, después de una despedida sumamente efusiva de mi hijo hacia su maestra (la abrazo, le deseo feliz fin de semana, le dio un beso) y ella igualmente correspondió con el mismo afecto, nos montamos en el carro, y en el silencio tenso de todos (pues tanto mis hermanas, como mi esposo se dieron cuenta de mi cara de desubicada ante tal portento de mando y orden) le pregunté a mi hijo:
-¿Como la pasaste mi amor?, ¿estas satisfecho?, ¿te gusto todo?, ¿quedaste contento?
- si, mami me gustó mucho todo, gracias mami, gracias madrina, gracias tía, gracias papi, por estar conmigo, y remato la frase así: ¿viste que buena es mi maestra?
-Si mi amor, ¿te gusta mucho tu maestra?
-Si mami si me gusta, ¿sabes por que?... Por que es igualita a ti.
Y entonces entendí que como los polos opuestos se atraen, así mismo los polos iguales se repelen, aquella maestra era como yo, o yo como ella, en lo metódica, en lo ordenada, en lo vertical, y en como aplicaba el control sobre sus alumnos buscando lo mejor de ellos en cada situación, tanto como lo hacia yo con mi hijo, por eso me había incomodado la fuerza con la que me habló, pero a la vez comencé a sentir simpatía aquella mujer, le daba confianza y respeto a mi hijo, tanto que con cinco años ya estaba leyendo y se sentía seguro bajo su cuidado, ese fue el mejor regalo de cumpleaños que le podía dar su maestra, y haberla escogido el mejor regalo que le podía dar su directora (su teacher querida como el dice) y yo estaba agradecida.

5 de abril de 2010

Ultima parte de ¡Cuumpleaños feeeeeeeeeeeliz te deseamos a tiiiiiii….O como sobrevivir a los diversos eventos que trae consigo ser madre imperfecta

Cuarto complemento del servipack de entrenamiento de toda madre imperfecta, los cumpleaños (desde el 1er año hasta el 5to): llegado el momento se acerca la fecha en la que te graduaste de madre imperfecta y tu pequeñín cumplirá su primer tierno año de vida, te preparas con una ilusión increíble para festejar este acontecimiento, sin darte cuenta de que como toda madre imperfecta estas a punto de hacerte acreedora de un segundo servipack y de problemas aún más grandes si se pudiera.
Ahora si los cumpleaños propios y ajenos, los que se celebran con la familia y los que se celebran en los colegios o con los amiguitos de colegio.
Acá no agregare los cumpleaños de los amiguitos de los chamos, porque junto a los actos del día de la madre y el padre, los actos de fin de curso, y otros similares encontraran su reseña ¡en otro capítulo, que les entregaré mas adelante!

Vamos pues finalmente, a lo que nos compete, el servipack de entrenamiento termina con los primeros cumpleaños del bebe, pero hay dos tipos diferentes de cumpleaños, el cumpleaños familiar y el cumpleaños de colegio o al que están invitados los amiguitos del colegio.
En primer lugar está el cumpleaños familiar, que suele celebrarse en los dos primeros años de vida, en principio porque el niño está muy pequeño para asistir a clases, o en todo caso esta muy pequeño para decirnos quienes son los amiguitos, además que madre por imperfecta que fuera estaría tan loca de invitar a la mitad del maternal a su casa, si con el que tiene apenas queda casa que destrozar en la fiesta.
A esta “pequeña reunión” están invitados todos los tíos y tías, los primitos, los abuelos, padrinos y algún otro familiar cercano, porque “total es picarle la tortica, cantarle el cumpleaños y ya, nos tomamos unos traguitos preparo un par de pasapalos sencillos y se acabo el rollo” y justo en este punto es donde comienza el problema…
Avisas a los parientes para que sepan el día y la hora de la celebración y en el ínterin entre una llamada y otra, te llama la tía Herminia (si, la misma del baby shower, la que odia bailar lambada), para decirte que estaba hablando con la tía Julieta, la tía Egle y la Tía Mercedes y que las tías decidieron venir a conocer al bebe ese día, para aprovechar de traerle sus regalitos que le tienen desde que nació, que no habían tenido tiempo para llevarlos hasta tu casa porque estaban muy ocupadas con sus cosas (que una jamás sabe exactamente que son, pero sospecha que tiene que ver con las interminables tardes en los bingos, peluquerías e iglesias, en ese orden inalienable).
Entonces te hallas con una lista de invitados, que a su vez han invitado a otros invitados y cuando te sientas te das cuenta que la cosita sencilla se esta convirtiendo en una cosita ya no tan sencilla. Entonces toca, planificar mayor cantidad de pasapalos, comprar mas licor, considerar comprar unos globitos, los cotillones de los primitos, quizás una piñata pequeña, la mantelería del muñequito de moda, hacer unos recuerditos, y obviamente una torta grande, con gelatina, quesillo y toda la parafernalia.
Sales como una loca al centro a buscarte en cuanta piñatería existe el fulano muñequito para hacer un centro de mesa, la piñata, el relleno, los cotillones, el relleno de los cotillones, los globos, las bolsitas de los juguetes de la piñata, un premio para una rifa, las servilletas decoradas, los platos decorados de la torta, unas bandejas decoradas también y los vasitos de un color que combine, porque:
-“los vasos si no me han llegado señora, eso es todo importado y no viene sino a mediados de año”…
Pagas la cuenta (kilométrica por supuesto, un ataque fulminante al bolsillo de tu marido) y sales corriendo al metro (porque mas o menos ¿quién es tan desquiciado de irse en carro al centro?), rogándole al cielo que no te agarre la hora pico, para que no te estrujen la piñata, y pidiéndole al santo de los imposibles que consigas donde sentarte, porque entre el sol, la gente y la caminadera te duelen hasta las tapitas de los tacones que dejaste en la casa.
Llegas a la casa, solo para volver a salir corriendo al supermercado a comprar todos los víveres que necesitas para preparar los “pasapalitos sencillos” y algo de beber, además de acercarte a la tienda de repostería para aprovisionarte de todo lo necesario para la torta y comprar la velita correspondiente (de ser posible con el fulano muñequito), pagas las cuentas (obviamente tu marido te llama, porque empieza a sentir como piquiña en los bolsillos y cuando le das el total a vuelo de pájaro te lanza:
-“bueno, ¿y es que nosotros estamos celebrando unos quince años carajo?, si esto es así ahora no quiero saber lo que voy a tener que pagar cuando cumpla dos años”)
y sales corriendo a la casa.
Al llegar encuentras que el nene ya vio la piñata, y se arma la gorda cuando una quiere tratar de quitársela para rellenarla, pero es que el primer error en una serie de errores fue haberlo dejado con la experta en cosas que nadie preguntó, si con ¡la ABUELA!, y como el muchacho hace lo que le da la regalada gana con ella,
-“se la quería mostrar para que viera que ya estaba cerca su cumpleaños y para que viera que le había comprado su piñata, pero ahora no la quiere soltar”
¿Resultado?, que lo que no le estrujaron la piñata en el metro se la estrujan en la casa, porque la piñata come con el, duerme con el y fue un lío para que no la metiera a la ducha a la hora de bañarse.
En el período de dos días anteriores al cumpleaños se hacen el restante de los preparativos, se arman los cotillones, se hacen los recuerditos, se hace la torta, la gelatina, el quesillo, los pasapalos y finalmente el mismo día del evento se inflan los globos, se colocan por todos lados y se decora la casa, se enfrían los licores, se manda a buscar el hielo con el tío Juan, se pone la mesa, se monta la piñata (rellena subrepticiamente por la noche mientras el querubín duerme), se manda a arreglar al bebe para recibir a los invitados, y tu te sientas cinco minutos a ver lo lindo que quedó todo, buscas la cámara de fotografías y te das cuenta de que NO TIENE BATERIAS, entonces corres por toda la casa buscando alguna que le sirva (controles remotos, juguetes, linternas, todo) hasta que la haces prender, y tomas unas tres fotos.
A todas estas esta tu pobre esposo tratando de vestir al enano con el conjunto que le han comprado los adorables abuelos para la ocasión, escuchando los consejos de la experta en cosas que nadie pregunto a cerca de la forma perfecta de vestir a un bebe y tratando de terminar de vestirse el mismo, todo al mismo tiempo… Y tu? Te das cuenta que aún no te has arreglado, y que para mas remate, tiene que ser rapidito, porque no tienes mucho tiempo. La gente ya esta por comenzar a llegar, te metes volando al baño, te lavas el cabello, te das una ducha rápida y cuando estas a mitad de la enjuagada te toca la puerta tu esposo desesperado:
-“Cielo, no consigo el palo de la piñata, ¡¿dónde está?!”
-¡¡¡¡¡EL PALO DE LA PIÑATA!!!!!, no lo compre, llama a la comadre, dile que se busque uno en donde sea, que si no se pase por una papelería y busque papel creppe, tirro, teipe y un palo de chupón de baño”
Terminas de bañarte, te maquillas, apenas un poco, te secas el cabello apurada, y te vistes corriendo, porque ya has oído el timbre dos veces y esas deben ser las tías que no tuvieron tiempo en todo un año de venir a conocer a tu hijo y se antojan justo el día de su cumpleaños (al que expresamente no las invitaste, porque no les perdonas que no lo fueran a ver a la clínica) para aprovechar de matar con un regalo las dos cosas y a criticarte la casa, el marido, la decoración, la comida y ¡hasta la forma de caminar!.
Sales con la mejor de tus sonrisas, para darte cuenta de que la del timbre era tu comadre que esta sentada entre un montón de papeles creppe, con tu hermana resolviendo lo del palo de la piñata y agradeces a Dios por tenerlas a tu lado, si no tu ¡ya te hubieses ahorcado con la cuerda de la piñata!.
Finalmente llega la marabunta, el gentío (porque los invitados traídos por tus invitados, trajeron invitados), y esta escena se repite en la puerta cuando recibes a cada uno de tus invitados con sus invitados:
-Hola tía Merce, bendición, pasen adelante
-Hola mi amor, te acuerdas de tu prima Elisa no? Bueno este es su novio Valentín, y esa es la hija de Valentín, Danielita (una muchachita feuchita de unos 5 años de edad con apariencia de mantoncita de prekinder que me sacó la lengua), aquí esta el regalito para el bebe de parte de todos (entrega de bolsita de tienda de ropita de niño, considerablemente ligera y pequeña para ser regalo de tres familias), y ¿Dónde esta el cumpleañero?
-Por allá con mi mamá, gracias por el “detallito” (énfasis en detallito), lo voy a poner con los demás, pasen están en su casa.
Así te ves de pronto como arrasada por una vorágine, y donde pensabas recibirías a veinte (20) personas cuando mucho, estas atendiendo a cincuenta (50), pasapalos van y vienen, se ha ido a buscar hielo dos veces, y licores una vez mas, se han repartido globitos, tu hermana te está ayudando a organizar algunos juegos, tu esposo esta poniendo la música y evitando a toda costa poner cualquier cosa parecida a una lambada y el premio de la rifa ya se entrego, entonces decides “restearte” y anunciar la hora de la piñata, te paras en el medio del jardín, el orgulloso padre al otro lado de la cuerda de la piñata y todos tus primitos, sobrinos y demás menores invitados o invitados de los invitados te rodean, tu sostienes al cumpleañero en brazos, porque el primer turno es suyo, pero Danielita tiene montado un berrinche porque ella le quiere dar primero, Elisa y Valentín se te acercan y te preguntan si hay problema en que la niña estrene la piñata de tu hijo, y tu contestas:
-“claro que tengo problema, la piñata es del nene, el la estrena, el del cumpleaños es el y no ella, además deberías enseñarle a tu hija que el primer requisito para ser un invitado NO invitado es agradecer y ser educado!, así que con permiso”.
Punto final, Elisa agarro a la muchachita por el brazo, por el otro llevaba a su noviecito en volandas, mi tia Merce me vio con cara de gallina que mira sal y se retiraron. Menos mal, toda la vida me había caído mal mi primita, por su mala maña de hablar mal hasta del Papa.
Yo con mi primera victoria en la mano pose para todas las fotos familiares, en las que registraban a mi primogénito tumbando su piñata, soplando su primera velita, abriendo sus regalos, entregando sus cotillones y posando con cada uno de los invitados, con sus invitados.
Al final de la tarde, después de recoger todos los indicios de la fiesta, luego de bañar al pequeñín, y acostarlo a dormir, luego de colocar todos los regalos en su santo lugar (colgar la ropa, poner lo juguetes con los demás juguetes, poner en la zapatera los zapatos nuevos, etc.) me senté en el jardín con un buen vino tinto y brinde, a solas con mi esposo, por mi hijo, por mi, por haber sobrevivido con bien y dignidad a su primer cumpleaños, y por los dos porque hacía un año que nos habían graduados de padres imperfectos.
El servipack de entrenamiento termina aquí, (falta solo la celebración de los cumpleaños en el colegio), el servipack avanzado se los relataré mas adelante, cuando me toque por ahora estoy saliendo del 5to cumpleaños del mayor y el 2do del menor.
CUMPLEAÑOS DEL COLEGIO EL MIERCOLES.