Crónicas de una Madre Imperfecta.
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31 de mayo de 2010
Madres imperfectas, hijos perfectos… O cómo realizarse mediante los hijos.
Una madre imperfecta siempre tiene derecho a sentir que le faltan cosas por realizar, en esa búsqueda de la perfección en medio de las imperfecciones está el ser mismo, la quinta esencia de ser madre imperfecta. De lo que no tiene derecho es de querer realizarse en sus hijos.
Hay miles de tipos de madres imperfectas que tienen a su vez la capacidad de aglutinar una serie de pendientes que considera hereditarios a sus hijos y que estos tienen que realizar para que ella se sienta realizada, sin importar si quieren o no.
En este post del día de hoy vamos a hacer una lista de cuáles son los típicos tipos de madres imperfectas y sus metas sin alcanzar (como las habilidades por desbloquear de un video juego) y las pruebas a las que someten a sus hijos e hijas para realizarse a través de ellos.
1) La deportista frustrada (correneitor imperfectus): es aquella que tiene en su pared montones de medallas de cuarto y quinto lugar, trofeos de gracias por participar y un sin fin de diplomas de maratones (en los que se quedó sin aire) terminados a duras penas, y con la consecuencia de dos semanas en cama sin poder mover las piernas de la inflamación, callos y ampollas en los pies. Las fotos con los ganadores mirando la medalla del primer lugar con rabia disimulada con una sonrisita de medio lado son un clásico en sus paredes. Su lema: “el segundo lugar es el primer lugar de los perdedores”. Como reconocerla: es aquella madre imperfecta que inscribe a su hij@ en cualquier competencia deportiva del colegio sin importar que sea “Mortal Kombat con espadas Samurai” y su hij@ tenga 4 añitos. Es a la que oyes diciendo: “tu puedes con ese muchachit@... Que mida diez (10) centímetros más que tu, que pese quince (15) kilos más que tu y que te lleve cuatro (4) años de diferencia no es nada” ¡mientras empuja a la pobre victima a darse los karatazos de rigor!. También se la reconoce por los gritos histéricos que pega en la carrera de las verbenas del colegio, o frases por el estilo de “cuando te dicen que lo importante es competir, no ganar, te están insultando, déjame decirte hij@ que es mentira…El mundo es de los ganadores, esa frase es para que los perdedores no se sientan tan mal”.
2) Artista frustrada (brochagordus imperfectus): es aquella que siempre quiso pintar, cantar, bailar y recitar profesionalmente, ser artista pues! La fama y la fortuna no esperaron por ella, pero sus hijos tienen todo su potencial mas la mejor manager del mundo…¡ELLA! Sus paredes están llenas de sus propios cuadros, cosas terribles que agobian a las visitas, cerámicas torcidas que luchan en contra de la gravedad, fotos de competencia de baile en donde la infeliz pareja tiene cara de diarrea (por la cantidad de pisotones recibidos) y miles de discos compactos de KARAOKE para animar las fiestas que dé en su “hogar artístico”. Su lema: “Nadie sabe apreciar el talento en cuanto lo ve, nadie es profeta en su tierra, en el arte cualquier cosa es válida y si no te reconocen es por envidia”. Como reconocerla: se vale de cualquier pretexto para poner a sus hij@s a cantar en las fiestas y terminar con un emotivo dúo (con ella claro está) de “amor eterno” o cualquier lagrimosa melodramática y pavosa canción, inscribe a la pobre victima en cualquier concurso de talentos del colegio, la lleva a castings, la inscribe en cualquier concurso que tenga las palabras MINI y Venezuela en el nombre, la obliga a aprender coreografías de moda, las canciones en inglés machucado, la lleva a tomar clases de pintura y cerámica los sábados y los domingos la mete en clases de música, si es niña la lleva a agencias de modelos a tomar clases de pasarela y maquillaje profesional, foto poses y esas cosas. Es la que oyes diciendo: “cuando veas venir al jurado te pones la sonrisa con la que le pides los permisos a tu papá, agarras la mano de la carajita que tengas al lado y le das un besito le deseas buena suerte y ¡que te vean!, con eso al menos te dan el miss simpatía” “mi hijo canta de todo y baila, es muy desenvuelto y no tiene pena” “Ese casting estaba arreglado, ¿viste que ni hizo la cola, que no lleno la planilla y que la saludaban por su nombre?, seguro que es hij@ del dueño de la compañía o la mamá se está acostando con el seleccionador”, ¡todo esto dicho a voz de cuello a su hijo de año y medio que fue a hacer el casting de pañales!
3) Culta imperfecta (sabiondus imperfectus): Es aquella mamá que tiene montones de libros en casa, sobre todos los temas, todos los autores y montones de enciclopedias sobre todos los tópicos, quiere saber todo de todo, porque fue pésima estudiante, se llevo mil materias a reparación, su cultura general es poco basta y no conoce la ortografía básica (viva el WORD) y redactar es un reto que no supera, ni hablar de estilo al escribir (eso es otro nivel, el Koopa de Mario Bross pues), pero quiere que su hij@ sea el mejor del salón. Su lema: “jamás digas no sé, invéntate algo”, Como reconocerla: porque siempre está hablando de los logros de su hij@ en lo académico, de cómo la estimulación pre y post natal desarrolla el intelecto, de cómo habló, caminó y dejó los pañales primero que los demás, es aquella que inscribe al hijo en las olimpiadas matemáticas, de deletreo, de ciencias, de lectura, de historia y geografía, que lo obliga a ver ¿Quién quiere ser millonario? Y le dice si estuviéramos allí ya seríamos millonarios ¿verdad?. Es a la que oyes diciendo: “mi hij@ es el/la primer@ de su salón, lee mejor que todos, comprende ochenta por ciento (80%) de lo que lee y apenas tiene 5 años, escribe perfecto, no tiene errores ortográficos, no se pela un programa de National Geographic, Discovery Healt, Animal Planet, y está viendo uno de Stephen Haukings sobre el Universo, solo tiene juguetes educativos, es experto en dinosaurios y tiene muchas ansias de aprender, será médico, ingenier@, abogad@ o cientific@ cuando crezca.”
4) Nutricionista Imperfecta (glotonus imperfectus): es aquella señora de formas redondeadas en cuya casa hay montones de aparatos de ejercicios, vive en constante dieta, contando calorías, caminando por las tardes con pantaloncitos ajustados, fajas de sudor y una botellita de agua en la mano, también ve programas de autoayuda para afrontar sus debilidades con la comida. Es experta en ampollas, masajes, tratamientos, fajas, operaciones y medicamentos todos para la celulitis, rebajar y reafirmar. Tiene a la mano siempre algunas gotas de Bach, frutos secos y un chocolate con una bolsa de papitas escondido en la cartera, su pequeñ@ hij@ se ve sometido a un sin fin de recriminaciones por el único crimen de ser niño y comer chucherías, preferir mil veces papas fritas al suculento brócoli sancochado, y no querer comer carne de soya. Su lema: “Mac Donals es una porquería, la grasa de la comida se te meterá en las arterías y te va a dar un ataque al corazón antes de los 4 años”, “comer sano es vivir bien” (pero pásame la bolsa de las papitas fritas), “yo ya soy una vieja lo que coma igual me va a matar pero tú te tienes que cuidar ahora que eres joven, porque si no cuando tengas mi edad estarás muerto”. Como reconocerla: es la que en las piñatas pregunta si los pasapalos son fritos o al horno, la que pregunta si la torta es low fat y si la gelatina está hecha con Sweet and Low. La que mira mal al hijo cuando mete la mano en la bandeja de los tequeños, pero los mete “sin que nadie la vea” en la cartera para atapusarselos a solas, la que mete al chamo en un Baby Gym “porque el papá es obeso y eso es genético” la que en el supermercado lleva todo hidropónico. Es a la que oyes diciendo: “mi hij@ prefiere mil veces comer frutas a chocolates, ya no toma leche solo de soya, no come carne solo pollo sin piel ni grasa, no toma refrescos, solo jugos naturales sin azúcar, no come frituras, toma montones de suplementos vitamínicos, es el primero en aprender los ejercicios del baby gym y los hace en casa…Pero sigue como gordito”
5) Perfecta Imperfecta: es aquella que aparenta ser feliz, y tener una existencia perfecta, en donde cualquier imperfección totalmente normal es una afrenta directa. Tiene que ser la mejor ama de casa, la más amorosa madre, la más eficiente esposa, la más querida anfitriona, es la que organiza los grupos de estudio en el colegio, la que hace las meriendas en su casa, la que da las mejores fiestas de cumpleaños para su hij@, la que manda todos los diciembres la foto familiar más bella vestidos todos de rojo y verde sonriendo abrazados, la que es la madre estrella, una madre de cuentos de hadas… Una ilusión, una apariencia… Todas las madres imperfecta soñamos con ser está señora, que se mata dos horas al día arreglándose en las mañanas parándose a las 4 de la madrugada, para bañarse, secarse el pelo, hacerse el maquillaje, hacer el desayuno, arreglar a los niños, al marido, recoger la cocina antes de salir para dejar a los niños en el colegio y que aparenta que se acaba de levantar, que apenas se lavo la cara, que se puso lo primero que consiguió, que a los niños apenas si los arreglo, que la merienda en la lonchera es una pequeñez (un lunch de panini de parmesano y orégano –hecho en casa, por ella- relleno de queso crema con lonchas de pavo horneado –obvio ¿por quién más?- con un jugo de naranjas y zanahorias recién hecho, un cup cake de vainilla con frostyn de nutella y nueces). Su lema: “primero muerta que sencilla” Como reconocerla: es esa por la que sentimos secreta envidia. Que obliga a los hijos a ser igual de perfectos, bien educados, excelentes estudiantes, con perfectos modales, a ayudar en las tareas de la casa, a ser obedientes, ¡a ser perfectos!, aunque en el proceso sacrifiquen su niñez. Es a la que oyes diciendo: “¿diste las gracias?, ¿lo pediste por favor? (y si, el muchachito o muchachita lo ha dicho mil veces). Párate del piso que te ensucias la ropa y luego pareces un recoge latas. La tarea tiene que quedar perfecta, si no es así la harás hasta que quede perfecta. Debes ordenar perfectamente tu cuarto. No hagas eso, ¿qué va a decir la gente que te enseño en casa? ¿Quieres agua? ¡Pídemelo en inglés!”
Como se han podido dar cuenta hay muchos tipos de madres imperfectas, cada una de estas tiene sub-divisiones, sin embargo he aquí a las cinco más emblemáticas.
Si en todo caso le sucede que se da el proceso de identificación con una o varias, con ninguna o con todas, plantéese lo mismo que me he planteado yo cuando me di cuenta de que de todas tengo un poco (más de unas que de otras): es verdad de esta tengo, de esta también, y de esta, pero ¿qué puedo hacer yo para asumir mis imperfecciones y no para realizarlas en mis hijos?, he aquí el dilema!
Yo a partir de este momento pretendo vivir a plenitud mis imperfecciones y dejar a mis hijos en paz, que adquieran las suyas, y es mas creo que hasta se las voy a celebrar.
Al final crearé un sexto tipo de madre imperfecta, aquella a la que no le importen sus imperfecciones porque sabe que son el camino para siempre mejorar, la que coma papas fritas y no haga dietas, pero no deje de comprar brócoli ni hidropónicos en el supermercado, la que sea feliz sin aparentar asumiendo que si da trabajo verse perfecta cada mañana pero no deje de hacerlo, la que vea los programas de cultura general con sus chamos y cambie ese “nunca digas no sé” por un “en este momento no lo sé, pero lo investigaré y lo sabré” pero no para los demás, sino para ellos mismos, la que cante con ellos en el karaoke si ellos quieren cantar por el simple hecho de compartir algo y reírnos del inglés machucado, la que los lleve al karate, la natación o lo que sea, si y solo si ellos de verdad lo quieren.
Eso sí, donde me los pongan a pelear con el mastodóntico ese de los diez (10) centímetros más, quince (15) kilos más y cuatro (4) años de diferencia yo misma me meto en la pelea y lo saco agarrado del cinturón! ¡Porque con mi bebe nadie se mete!… ¿Será que ese es otro tipo de madre imperfecta?
27 de abril de 2010
¡Cuuuuuuumpleaños feeeeeeeeliz te deseamos a tiiiiiii….O como sobrevivir a los diversos eventos que trae consigo ser madre imperfecta…. Quinta parte
Cuarto complemento del servipack de entrenamiento de toda madre imperfecta, los cumpleaños (desde el 1er año hasta el 5to) incluidos los del colegio, por tanto en este capitulo tratare de describir la experiencia que supone el celebrarle a mi hijo mayor (que en todo caso es con el que una se estrena) los cumpleaños en su amado colegio…
Si bien, ya habíamos descrito brevemente (en capítulos pasados) como es la relación de acercamiento al colegio, tengo que aclarar que en principio da temor enfrentarse a la directora (si, aquella que muy amablemente nos dijo que éramos unas sobre protectoras terribles, y que nos termino de encasquetar el mote de MAMÁ DE…), esa amable licenciada en educación, no, perdón es profesora (“porque yo soy graduada del pedagógico y es un punto de honor que nos llamen profesor, no licenciado”) que se encuentra sentada en su oficina, siempre ocupada y que te atiende siempre con una sonrisa en la cara (menos mal), a la que le explicas la situación y quien de regreso te explica las normas del colegio para estas celebraciones:
-“las fiestas de cumpleaños se realizan solamente los días viernes, no debes traer mas que la torta y unos refrescos, no se mandan invitaciones, no se puede tomar mas que la hora del recreo, no puede asistir toda la familia, no se deben traer serpentinas ni nada que ensucie el salón, la decoración no es necesaria, si va a traer cotillones debe identificarlos, solicite a la maestra la lista de niños” y seguramente alguna otra que por los mismos nervios de ese día no recuerdo.
Con estos mandamientos regresa una a la casa, pensando que no puede ser tan difícil, porque ya ha llegado el nene con dos o tres cotillones a la casa de compañeritos cuyas madres se han lanzado a la misma aventura y han vivido para contarlo, además esta el aliciente del orgulloso padre imperfecto, que remata: “¿que prefieres eso o los veinte carajitos brincando en el parque, con los respectivos papás y mamás?, yo creo que en el colegio es más sencillo”.
Lo que nadie jamás te dice, para variar, es la cosa no es ni tan fácil, porque obviamente debes hacer una reunión en tu casa el día del cumpleaños del niño, mas la del colegio (en mi caso la del colegio fue el viernes y la de la casa el sábado).
Por fin entre a los prolegómenos de la organización del magno evento escolar, mi hijo había comentado con los amiguitos lo del cumpleaños y había dicho: “va a ser el mejor cumpleaños del mundo”, y ¿con que corazón una madre, por imperfecta que sea, defrauda a su hijito?, así que me fui compre los fulanos cotillones, lista en mano, mas tres cotillones de emergencia, para mi sobrino que no estudia en el mismo colegio, para el hermanito menor del homenajeado quien al ser menor que el no disfrutaría de la fiesta en el colegio y un tercer cotillón de emergencias, porque como recordarán nosotras las madres imperfectas somos los sujetos de pruebas favoritos del universo.
Arme mis cotillones, los identifiqué, hice no una, sino dos tortas con el mismo motivo de los cotillones (me encanta la repostería y prefiero mil veces hacerle yo su torta a mis hijos a su gusto que gastarme un dineral en una torta de la calle por muy buenas que sean), compre unos refrescos, arme un par de juegos para que el compartiera con sus compañeros, y finalmente tomé las fotos del cumpleañero con sus tortas, escogió el mismo cual era la elegida para llevar al colegio, y dejamos todo armado para el día siguiente.
Amaneció de cumpleaños, le hice su desayuno favorito, se vistió como quiso (era su cumpleaños y los viernes son permisivos en el colegio, gracias a Dios), lo llevó al colegio su papá y yo me quedé ultimando los detalles para irme poco antes del recreo y armar todo, me arregle, agarre la perolera y me fui volando a darle el mejor cumpleaños que una madre imperfecta puede darle a su querubín.
Llegue al colegio (en donde la directora muy amable, me ayudo con todo y superviso todo), la maestra me recibió con aquellas criaturas sentaditas en sus mesitas de trabajo, con ojos expectantes (yo me sentía en la propia jaula de los leones), hicimos los juegos, picamos la torta, cantamos, y se entregaron los cotillones, todo en una hora. Al final dí las gracias a la maestra y a la directora, (gracias profesora) recogí mis peroles y a mi bebe (ya no tan bebe, estaba celebrando su cuarto cumpleaños y el primero en edad escolar), y me regrese a casa pensando en todo lo que uno puede hacer en una hora.
El balance era positivo y para nada traumático, muchas mamás me agradecieron el haber compartido con sus hijos el cumpleaños del mío, y me sentí feliz.
Pasado un año (y obviamente un año escolar nuevo), mi hijo pidió celebrar su quinto cumpleaños nuevamente con sus amigos en su colegio, yo para mis adentros me alegré, porque ya había pasado por eso, y los miedos que tenía al principio habían desaparecido, la directora era ya mas cercana (hoy en día puedo decir orgullosa que la considero mi amiga. Incluso mas allá de su rol de directora, me ha enseñado mucho, cosa que agradezco infinitamente, y que jamás en la vida tendré como pagarle), y con una llamada de teléfono quedó todo pautado para el siguiente Viernes.
Igual que el año anterior, compre todo, identifique todo, pedí mi lista y ese año pude llevar a la madrina de mi hijo (mi hermana Bea, que vive en España y estaba de visita) y a mi hermana menor (que es voluntaria de Payasos de hospital) y que haría magia para mi hijo y sus amigos, y me dejaron incluso llevar al orgulloso padre, que tomaría todas las fotos, ese año me prestaron el pequeño y hermoso parque de recreo, me habilitaron un espacio para poner la mesa y ¡hasta pude llevar globomagia para los niños!. ¡Me sentía la reina del arroz con pollo!
Cuando llegamos los amiguitos de mi hijo pegaban gritos, ya todos me conocían, la Mamá de Rubén, (que puedo decir), y la maestra de mi hijo (una mujer extraordinaria, vertical en su proceder – como lo dice la misma directora- eficiente y ordenada) se prestó para ayudarme en todo. La maestra de mi hijo, superviso todo, mantuvo a los niños en perfecto orden, participo de los juegos, ayudo con los trucos de magia, ayudo con la colocación de la torta, ayudo a servirle refrescos a los niños entre un juego y otro, todo esto sin pedírselo y siempre muy sonriente, me sentía encantada, todo fue un éxito, pero cuando llego la hora de la torta, la maestra se me acerco y con voz muy suave pero tono de general de la armada me dijo sin dudar:
- Señora Elsa, los niños que se van a las 12 pueden comer torta los que se quedan hasta la tarde la tomaran de postre, luego del almuerzo, los cotillones los entregaremos bajo ese mismo concepto, los que se van se los pueden llevar de inmediato, los que se quedan en la tarde, los reciben al irse. Así que, si me hace el favor, me los entrega y yo mientras cantan cumpleaños los clasifico, de forma que no perdamos tiempo, ya que son mas de las 11 y el almuerzo de quienes se quedan ya está listo y no debemos retrasarlo mas.
¿Que se hace ante tal panorama?, entregar con la boca desencajada las bolsitas, y cantar cumpleaños mientras aquella diligente mujer se encargaba, tal cual me lo dijo, de todo, servir en platos diferentes la torta de los que estaban por irse (y por ello autorizados a comerla) y los que se quedaba (y debían esperar el almuerzo para tomar el postre), recoger minuciosamente todo, y salir de allí, en formación de orden cerrado, al más puro estilo de los bielorrusos, no me quedaba de otra. Así pues, después de una despedida sumamente efusiva de mi hijo hacia su maestra (la abrazo, le deseo feliz fin de semana, le dio un beso) y ella igualmente correspondió con el mismo afecto, nos montamos en el carro, y en el silencio tenso de todos (pues tanto mis hermanas, como mi esposo se dieron cuenta de mi cara de desubicada ante tal portento de mando y orden) le pregunté a mi hijo:
-¿Como la pasaste mi amor?, ¿estas satisfecho?, ¿te gusto todo?, ¿quedaste contento?
- si, mami me gustó mucho todo, gracias mami, gracias madrina, gracias tía, gracias papi, por estar conmigo, y remato la frase así: ¿viste que buena es mi maestra?
-Si mi amor, ¿te gusta mucho tu maestra?
-Si mami si me gusta, ¿sabes por que?... Por que es igualita a ti.
Y entonces entendí que como los polos opuestos se atraen, así mismo los polos iguales se repelen, aquella maestra era como yo, o yo como ella, en lo metódica, en lo ordenada, en lo vertical, y en como aplicaba el control sobre sus alumnos buscando lo mejor de ellos en cada situación, tanto como lo hacia yo con mi hijo, por eso me había incomodado la fuerza con la que me habló, pero a la vez comencé a sentir simpatía aquella mujer, le daba confianza y respeto a mi hijo, tanto que con cinco años ya estaba leyendo y se sentía seguro bajo su cuidado, ese fue el mejor regalo de cumpleaños que le podía dar su maestra, y haberla escogido el mejor regalo que le podía dar su directora (su teacher querida como el dice) y yo estaba agradecida.
¿Quién es la madre imperfecta?
- Elsa C.
- Elsa C Alfonzo Weir, nació en caracas, el 9 de abril de 1980. Se forma en la Unidad Educativa del CONAC graduándose como Bachiller en Artes con Mención en Artes Escénicas. En 1998 ingresa en la Universidad Central de Venezuela, en la Facultad de Humanidades y Educación, mas específicamente en la Escuela de Artes, en donde actualmente es Tesísta de la Mención de Artes Escénicas y Promoción Cultural. Es madre imperfecta a tiempo completo. Así mismo se dedica a la escritura creativa y la dramaturgia. TWITTER: @elsalfonzoweir.
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