Tercer complemento del servipack de entrenamiento de toda madre imperfecta, los miaos, o el recibimiento del bebe en casa: Luego de la recuperación en la clínica y después de tener tres días a mi angelito negro (ojo no los de Andrés Eloy Blanco, ni mi bebe, me refiero es a la enfermera cuarto bate que se convirtió en mi protectora) me mandan a casa.
Yo estaba entre contenta y adolorida, pensando (ja, ja, ja que incauta) que al fin en la paz de mi hogar, con mi mamá y mis hermanas ayudándome iba a poder descansar un poco mas tranquila.
Pero el desfile de grandes éxitos no había terminado en la clínica, aquello fue una estampida del lejano Oeste en la sala de la casa, y ya sabiéndome indefensa (mi angelita se había quedado en la clínica defendiendo seguramente a otra pobre primeriza) me entregue a la vorágine.
La casa se lleno de familiares y amigos (una se da cuenta de cuan grande es la familia en estos momentos) que no habían querido “molestar en la clínica”, no claro ellos venían a molestar en la casa, en donde por etiqueta y buena educación estaba obligada a atenderlos, servir café, algo de picar, y ¡buscarme los vasitos para servir los miaos del niño!, ¡sin importar que estuviera cocida cual pavo de navidad de un extremo al otro de la panza, fajada cual momia egipcia, con las lolas a punto de explosión y caminando como Frankenstein!.
La gritería era una cosa que ponía los pelos de punta, los SALUUUUUUUUUUUD iban y venían, y el bebe pobrecito pasando de brazo en brazo, igual de agotado que yo, pero el al menos con la feliz inocencia del que duerme y no se percata de la avalancha que se nos venía encima.
Llegaba más y más familia, los teléfonos a reventar, cada persona que llegaba quería verme y quería sostener al niño entre sus brazos, mientras mi esposo y yo, (mas desorientados que Adán en día de las madres), abríamos cajas y cajas de regalos, con mas y mas cosas que nos sabíamos para que servían o que no nos hubiese pasado jamás por la cabeza comprarle al bebe, a cada momento tenia que practicar mis pasos de Thriller de Michael Jackson hasta la cocina para buscar mas pasapalitos o vasos, o hielo o copas, o servilletas, o lo que fuera, igual estar pendiente de quien se iba para darle el recuerdito choreto estripado gracias a la renquera del Tío Juan en las puertas del ascensor de la clínica, y para completar el cuadrito, estar al pendiente que el bebe no se viera molestado por todo el ajetreo a su alrededor, y mantenerlo limpio y cómodo en ese soberano peo!.
La guinda de la torta fue la feliz abuela que cargando al niño en brazos decía: “dónde es que esta el monito que le regale, el azulito, si el que combina con las manoplitas, vamos a cambiarlo, para las fotos” y yo con cara de circunstancia: “ ¿cuál de todos los que recibió? (yo para mis adentros pensaba:pero claro que se cual es….aquel que se uso para hacer la fogata, ese horroroso que queme con todo y manoplitas de corazones) uy con todo este lío la verdad es que no me acuerdo, pero ahora que me lo lleve a comer, lo cambio”
Los únicos instantes en los que teníamos algo de paz (relativa) era cuando al retoño le tocaba comer, y yo me retiraba anunciando a grito pelao: “al bebe le toca el pecho, regreso en un ratico”, nunca falto el comentario de alguna tía, prima, o amiga: “ay pero que lindo, ¿quieres que te acompañe?” y de verdad que me tuve que contener mas de una vez para no decir con la mejor de mis sonrisas: “si vale, es mas, vamos todos a ver como pelo las lolas, mientras este pedacito de carne me exprime, y en el camino nos pintamos las uñas, estúpida…¿tu no tienes dos lolas que verte, que andas en una de vamos a verte las tuyas?, ósea ¿las mías son que? ¡¡¡¿Parte del National Geographic ahora?!!!”, y lo que respondía era: “prefiero que no, el bebe se pone un poco tenso cuando hay mucha gente en el cuarto y no come (pensando hijo discúlpame por echarte este muerto pero en serio no tengo ganas de calarme los mismos comentarios imbéciles de siempre)”
Me retiraba al cuarto me acomodaba y por lo general estaba tranquila hasta que alguien irrumpía en el cuarto, con cosas como estas: -
Javier manda preguntar que donde esta el hielo….(mirada al bebe, se acerca y…) Ay buen provecho mi vida, que rico como come ese bebe, ay no pero mira como se agarra, que glotón, ay señor…..
-(me quedó con mala cara, subo la ceja y digo) en el freezer, el hielo esta en freezer, igual que siempre, gracias. -(me mira así como que dándose cuenta por primera vez que estoy pegada a la TETA que esta chupándose el bebe)
-ay dale, je, je ya le digo.
Luego de dejar al bebe dormido en su cunita, limpio, comido y tranquilo, sé que mi destino es cruzar esa puerta para enfrentarme a cualquier cosa (ya a estas alturas una sabe que si algo puede salir peor, es seguro que lo hará, como he dicho antes las madres imperfectas somos el sujeto de pruebas preferido del amigo Murphie), y salgo, todo mundo esta contento, hablando y echando chistes, la familia paterna dice que el niño es igualito a su papa (cosa cierta en el caso del mayor de mis hijos, pero no con el menor), y recuerdan las travesuras de mi esposo en su mas tierna infancia, mi familia esta en el mismo plan diciendo que el nene es idéntico a mi (cosa cierta con mi hijo menor, pero no con el mayor), y recordándome que era una niñita eneas, marca chivito y que con este las voy a pagar todas…
Estaba ya, por sentirme tranquila, pensando que lo peor había pasado (craso error) cuando veo venir, sonriente a mi experta en cosas que nadie pregunto, a mi ejemplo de odiosa mama perfecta con un álbum y no cualquier álbum, sino MI ALBUM de bebe (si, ese en donde está la foto esa que, uno odia, si en la que se sale o sin ropa encima de una alfombrita de peluche o bañándote de bebe en una poncherita manaplas muerto de risa, si uno supiera lo que en un futuro van a hacer con esa foto no se hubiese reído ni un poquito, en serio que si), y con tono triunfal exclamó, refiriéndose a mi suegra: VEN PARA QUE VEAS QUE ES IDÉNTICO A LA MAMÁ CUANDO ESTABA BEBESITA, (el bullicio ensordecedor que había se puso en MUTE y todo mundo se fue a ver el tesoro de la abuela), casi me muero… No pienso relatar aquí la vergüenza y el escarnio público al que fui sometida, no quiero dejar constancia escrita del mal rato que pase, pero desde ese día me juré que POR NINGÚN MOTIVO MIS HIJOS TENDRÍAN FOTOS ASÍ, Y QUE PASARÁ LO QUE PASARÁ PREFERÍA NO TENER FOTOS DE ELLOS ANTES QUE TOMARLES UNA FOTO DE ESE ESTILO, palabra que he cumplido hasta el día de hoy, gracias también a la ayuda de mi esposo, porque lo admito a veces ¡he caído en tentaciones!....
Yo estaba entre contenta y adolorida, pensando (ja, ja, ja que incauta) que al fin en la paz de mi hogar, con mi mamá y mis hermanas ayudándome iba a poder descansar un poco mas tranquila.
Pero el desfile de grandes éxitos no había terminado en la clínica, aquello fue una estampida del lejano Oeste en la sala de la casa, y ya sabiéndome indefensa (mi angelita se había quedado en la clínica defendiendo seguramente a otra pobre primeriza) me entregue a la vorágine.
La casa se lleno de familiares y amigos (una se da cuenta de cuan grande es la familia en estos momentos) que no habían querido “molestar en la clínica”, no claro ellos venían a molestar en la casa, en donde por etiqueta y buena educación estaba obligada a atenderlos, servir café, algo de picar, y ¡buscarme los vasitos para servir los miaos del niño!, ¡sin importar que estuviera cocida cual pavo de navidad de un extremo al otro de la panza, fajada cual momia egipcia, con las lolas a punto de explosión y caminando como Frankenstein!.
La gritería era una cosa que ponía los pelos de punta, los SALUUUUUUUUUUUD iban y venían, y el bebe pobrecito pasando de brazo en brazo, igual de agotado que yo, pero el al menos con la feliz inocencia del que duerme y no se percata de la avalancha que se nos venía encima.
Llegaba más y más familia, los teléfonos a reventar, cada persona que llegaba quería verme y quería sostener al niño entre sus brazos, mientras mi esposo y yo, (mas desorientados que Adán en día de las madres), abríamos cajas y cajas de regalos, con mas y mas cosas que nos sabíamos para que servían o que no nos hubiese pasado jamás por la cabeza comprarle al bebe, a cada momento tenia que practicar mis pasos de Thriller de Michael Jackson hasta la cocina para buscar mas pasapalitos o vasos, o hielo o copas, o servilletas, o lo que fuera, igual estar pendiente de quien se iba para darle el recuerdito choreto estripado gracias a la renquera del Tío Juan en las puertas del ascensor de la clínica, y para completar el cuadrito, estar al pendiente que el bebe no se viera molestado por todo el ajetreo a su alrededor, y mantenerlo limpio y cómodo en ese soberano peo!.
La guinda de la torta fue la feliz abuela que cargando al niño en brazos decía: “dónde es que esta el monito que le regale, el azulito, si el que combina con las manoplitas, vamos a cambiarlo, para las fotos” y yo con cara de circunstancia: “ ¿cuál de todos los que recibió? (yo para mis adentros pensaba:pero claro que se cual es….aquel que se uso para hacer la fogata, ese horroroso que queme con todo y manoplitas de corazones) uy con todo este lío la verdad es que no me acuerdo, pero ahora que me lo lleve a comer, lo cambio”
Los únicos instantes en los que teníamos algo de paz (relativa) era cuando al retoño le tocaba comer, y yo me retiraba anunciando a grito pelao: “al bebe le toca el pecho, regreso en un ratico”, nunca falto el comentario de alguna tía, prima, o amiga: “ay pero que lindo, ¿quieres que te acompañe?” y de verdad que me tuve que contener mas de una vez para no decir con la mejor de mis sonrisas: “si vale, es mas, vamos todos a ver como pelo las lolas, mientras este pedacito de carne me exprime, y en el camino nos pintamos las uñas, estúpida…¿tu no tienes dos lolas que verte, que andas en una de vamos a verte las tuyas?, ósea ¿las mías son que? ¡¡¡¿Parte del National Geographic ahora?!!!”, y lo que respondía era: “prefiero que no, el bebe se pone un poco tenso cuando hay mucha gente en el cuarto y no come (pensando hijo discúlpame por echarte este muerto pero en serio no tengo ganas de calarme los mismos comentarios imbéciles de siempre)”
Me retiraba al cuarto me acomodaba y por lo general estaba tranquila hasta que alguien irrumpía en el cuarto, con cosas como estas: -
Javier manda preguntar que donde esta el hielo….(mirada al bebe, se acerca y…) Ay buen provecho mi vida, que rico como come ese bebe, ay no pero mira como se agarra, que glotón, ay señor…..
-(me quedó con mala cara, subo la ceja y digo) en el freezer, el hielo esta en freezer, igual que siempre, gracias. -(me mira así como que dándose cuenta por primera vez que estoy pegada a la TETA que esta chupándose el bebe)
-ay dale, je, je ya le digo.
Luego de dejar al bebe dormido en su cunita, limpio, comido y tranquilo, sé que mi destino es cruzar esa puerta para enfrentarme a cualquier cosa (ya a estas alturas una sabe que si algo puede salir peor, es seguro que lo hará, como he dicho antes las madres imperfectas somos el sujeto de pruebas preferido del amigo Murphie), y salgo, todo mundo esta contento, hablando y echando chistes, la familia paterna dice que el niño es igualito a su papa (cosa cierta en el caso del mayor de mis hijos, pero no con el menor), y recuerdan las travesuras de mi esposo en su mas tierna infancia, mi familia esta en el mismo plan diciendo que el nene es idéntico a mi (cosa cierta con mi hijo menor, pero no con el mayor), y recordándome que era una niñita eneas, marca chivito y que con este las voy a pagar todas…
Estaba ya, por sentirme tranquila, pensando que lo peor había pasado (craso error) cuando veo venir, sonriente a mi experta en cosas que nadie pregunto, a mi ejemplo de odiosa mama perfecta con un álbum y no cualquier álbum, sino MI ALBUM de bebe (si, ese en donde está la foto esa que, uno odia, si en la que se sale o sin ropa encima de una alfombrita de peluche o bañándote de bebe en una poncherita manaplas muerto de risa, si uno supiera lo que en un futuro van a hacer con esa foto no se hubiese reído ni un poquito, en serio que si), y con tono triunfal exclamó, refiriéndose a mi suegra: VEN PARA QUE VEAS QUE ES IDÉNTICO A LA MAMÁ CUANDO ESTABA BEBESITA, (el bullicio ensordecedor que había se puso en MUTE y todo mundo se fue a ver el tesoro de la abuela), casi me muero… No pienso relatar aquí la vergüenza y el escarnio público al que fui sometida, no quiero dejar constancia escrita del mal rato que pase, pero desde ese día me juré que POR NINGÚN MOTIVO MIS HIJOS TENDRÍAN FOTOS ASÍ, Y QUE PASARÁ LO QUE PASARÁ PREFERÍA NO TENER FOTOS DE ELLOS ANTES QUE TOMARLES UNA FOTO DE ESE ESTILO, palabra que he cumplido hasta el día de hoy, gracias también a la ayuda de mi esposo, porque lo admito a veces ¡he caído en tentaciones!....
1 comentarios:
jajajajajaj Elsaaa yo tengo una foto asi por Dios con la bañera azul... ya va sigo leyendo chica tengo el tinte el cabello no quiero quitármelo aun para seguir jajajaja
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