Cuarto complemento del servipack de entrenamiento de toda madre imperfecta, los cumpleaños (desde el 1er año hasta el 5to): llegado el momento se acerca la fecha en la que te graduaste de madre imperfecta y tu pequeñín cumplirá su primer tierno año de vida, te preparas con una ilusión increíble para festejar este acontecimiento, sin darte cuenta de que como toda madre imperfecta estas a punto de hacerte acreedora de un segundo servipack y de problemas aún más grandes si se pudiera.
Ahora si los cumpleaños propios y ajenos, los que se celebran con la familia y los que se celebran en los colegios o con los amiguitos de colegio.
Acá no agregare los cumpleaños de los amiguitos de los chamos, porque junto a los actos del día de la madre y el padre, los actos de fin de curso, y otros similares encontraran su reseña ¡en otro capítulo, que les entregaré mas adelante!
Vamos pues finalmente, a lo que nos compete, el servipack de entrenamiento termina con los primeros cumpleaños del bebe, pero hay dos tipos diferentes de cumpleaños, el cumpleaños familiar y el cumpleaños de colegio o al que están invitados los amiguitos del colegio.
En primer lugar está el cumpleaños familiar, que suele celebrarse en los dos primeros años de vida, en principio porque el niño está muy pequeño para asistir a clases, o en todo caso esta muy pequeño para decirnos quienes son los amiguitos, además que madre por imperfecta que fuera estaría tan loca de invitar a la mitad del maternal a su casa, si con el que tiene apenas queda casa que destrozar en la fiesta.
A esta “pequeña reunión” están invitados todos los tíos y tías, los primitos, los abuelos, padrinos y algún otro familiar cercano, porque “total es picarle la tortica, cantarle el cumpleaños y ya, nos tomamos unos traguitos preparo un par de pasapalos sencillos y se acabo el rollo” y justo en este punto es donde comienza el problema…
Avisas a los parientes para que sepan el día y la hora de la celebración y en el ínterin entre una llamada y otra, te llama la tía Herminia (si, la misma del baby shower, la que odia bailar lambada), para decirte que estaba hablando con la tía Julieta, la tía Egle y la Tía Mercedes y que las tías decidieron venir a conocer al bebe ese día, para aprovechar de traerle sus regalitos que le tienen desde que nació, que no habían tenido tiempo para llevarlos hasta tu casa porque estaban muy ocupadas con sus cosas (que una jamás sabe exactamente que son, pero sospecha que tiene que ver con las interminables tardes en los bingos, peluquerías e iglesias, en ese orden inalienable).
Entonces te hallas con una lista de invitados, que a su vez han invitado a otros invitados y cuando te sientas te das cuenta que la cosita sencilla se esta convirtiendo en una cosita ya no tan sencilla. Entonces toca, planificar mayor cantidad de pasapalos, comprar mas licor, considerar comprar unos globitos, los cotillones de los primitos, quizás una piñata pequeña, la mantelería del muñequito de moda, hacer unos recuerditos, y obviamente una torta grande, con gelatina, quesillo y toda la parafernalia.
Sales como una loca al centro a buscarte en cuanta piñatería existe el fulano muñequito para hacer un centro de mesa, la piñata, el relleno, los cotillones, el relleno de los cotillones, los globos, las bolsitas de los juguetes de la piñata, un premio para una rifa, las servilletas decoradas, los platos decorados de la torta, unas bandejas decoradas también y los vasitos de un color que combine, porque:
-“los vasos si no me han llegado señora, eso es todo importado y no viene sino a mediados de año”…
Pagas la cuenta (kilométrica por supuesto, un ataque fulminante al bolsillo de tu marido) y sales corriendo al metro (porque mas o menos ¿quién es tan desquiciado de irse en carro al centro?), rogándole al cielo que no te agarre la hora pico, para que no te estrujen la piñata, y pidiéndole al santo de los imposibles que consigas donde sentarte, porque entre el sol, la gente y la caminadera te duelen hasta las tapitas de los tacones que dejaste en la casa.
Llegas a la casa, solo para volver a salir corriendo al supermercado a comprar todos los víveres que necesitas para preparar los “pasapalitos sencillos” y algo de beber, además de acercarte a la tienda de repostería para aprovisionarte de todo lo necesario para la torta y comprar la velita correspondiente (de ser posible con el fulano muñequito), pagas las cuentas (obviamente tu marido te llama, porque empieza a sentir como piquiña en los bolsillos y cuando le das el total a vuelo de pájaro te lanza:
-“bueno, ¿y es que nosotros estamos celebrando unos quince años carajo?, si esto es así ahora no quiero saber lo que voy a tener que pagar cuando cumpla dos años”)
y sales corriendo a la casa.
Al llegar encuentras que el nene ya vio la piñata, y se arma la gorda cuando una quiere tratar de quitársela para rellenarla, pero es que el primer error en una serie de errores fue haberlo dejado con la experta en cosas que nadie preguntó, si con ¡la ABUELA!, y como el muchacho hace lo que le da la regalada gana con ella,
-“se la quería mostrar para que viera que ya estaba cerca su cumpleaños y para que viera que le había comprado su piñata, pero ahora no la quiere soltar”
¿Resultado?, que lo que no le estrujaron la piñata en el metro se la estrujan en la casa, porque la piñata come con el, duerme con el y fue un lío para que no la metiera a la ducha a la hora de bañarse.
En el período de dos días anteriores al cumpleaños se hacen el restante de los preparativos, se arman los cotillones, se hacen los recuerditos, se hace la torta, la gelatina, el quesillo, los pasapalos y finalmente el mismo día del evento se inflan los globos, se colocan por todos lados y se decora la casa, se enfrían los licores, se manda a buscar el hielo con el tío Juan, se pone la mesa, se monta la piñata (rellena subrepticiamente por la noche mientras el querubín duerme), se manda a arreglar al bebe para recibir a los invitados, y tu te sientas cinco minutos a ver lo lindo que quedó todo, buscas la cámara de fotografías y te das cuenta de que NO TIENE BATERIAS, entonces corres por toda la casa buscando alguna que le sirva (controles remotos, juguetes, linternas, todo) hasta que la haces prender, y tomas unas tres fotos.
A todas estas esta tu pobre esposo tratando de vestir al enano con el conjunto que le han comprado los adorables abuelos para la ocasión, escuchando los consejos de la experta en cosas que nadie pregunto a cerca de la forma perfecta de vestir a un bebe y tratando de terminar de vestirse el mismo, todo al mismo tiempo… Y tu? Te das cuenta que aún no te has arreglado, y que para mas remate, tiene que ser rapidito, porque no tienes mucho tiempo. La gente ya esta por comenzar a llegar, te metes volando al baño, te lavas el cabello, te das una ducha rápida y cuando estas a mitad de la enjuagada te toca la puerta tu esposo desesperado:
-“Cielo, no consigo el palo de la piñata, ¡¿dónde está?!”
-¡¡¡¡¡EL PALO DE LA PIÑATA!!!!!, no lo compre, llama a la comadre, dile que se busque uno en donde sea, que si no se pase por una papelería y busque papel creppe, tirro, teipe y un palo de chupón de baño”
Terminas de bañarte, te maquillas, apenas un poco, te secas el cabello apurada, y te vistes corriendo, porque ya has oído el timbre dos veces y esas deben ser las tías que no tuvieron tiempo en todo un año de venir a conocer a tu hijo y se antojan justo el día de su cumpleaños (al que expresamente no las invitaste, porque no les perdonas que no lo fueran a ver a la clínica) para aprovechar de matar con un regalo las dos cosas y a criticarte la casa, el marido, la decoración, la comida y ¡hasta la forma de caminar!.
Sales con la mejor de tus sonrisas, para darte cuenta de que la del timbre era tu comadre que esta sentada entre un montón de papeles creppe, con tu hermana resolviendo lo del palo de la piñata y agradeces a Dios por tenerlas a tu lado, si no tu ¡ya te hubieses ahorcado con la cuerda de la piñata!.
Finalmente llega la marabunta, el gentío (porque los invitados traídos por tus invitados, trajeron invitados), y esta escena se repite en la puerta cuando recibes a cada uno de tus invitados con sus invitados:
-Hola tía Merce, bendición, pasen adelante
-Hola mi amor, te acuerdas de tu prima Elisa no? Bueno este es su novio Valentín, y esa es la hija de Valentín, Danielita (una muchachita feuchita de unos 5 años de edad con apariencia de mantoncita de prekinder que me sacó la lengua), aquí esta el regalito para el bebe de parte de todos (entrega de bolsita de tienda de ropita de niño, considerablemente ligera y pequeña para ser regalo de tres familias), y ¿Dónde esta el cumpleañero?
-Por allá con mi mamá, gracias por el “detallito” (énfasis en detallito), lo voy a poner con los demás, pasen están en su casa.
Así te ves de pronto como arrasada por una vorágine, y donde pensabas recibirías a veinte (20) personas cuando mucho, estas atendiendo a cincuenta (50), pasapalos van y vienen, se ha ido a buscar hielo dos veces, y licores una vez mas, se han repartido globitos, tu hermana te está ayudando a organizar algunos juegos, tu esposo esta poniendo la música y evitando a toda costa poner cualquier cosa parecida a una lambada y el premio de la rifa ya se entrego, entonces decides “restearte” y anunciar la hora de la piñata, te paras en el medio del jardín, el orgulloso padre al otro lado de la cuerda de la piñata y todos tus primitos, sobrinos y demás menores invitados o invitados de los invitados te rodean, tu sostienes al cumpleañero en brazos, porque el primer turno es suyo, pero Danielita tiene montado un berrinche porque ella le quiere dar primero, Elisa y Valentín se te acercan y te preguntan si hay problema en que la niña estrene la piñata de tu hijo, y tu contestas:
-“claro que tengo problema, la piñata es del nene, el la estrena, el del cumpleaños es el y no ella, además deberías enseñarle a tu hija que el primer requisito para ser un invitado NO invitado es agradecer y ser educado!, así que con permiso”.
Punto final, Elisa agarro a la muchachita por el brazo, por el otro llevaba a su noviecito en volandas, mi tia Merce me vio con cara de gallina que mira sal y se retiraron. Menos mal, toda la vida me había caído mal mi primita, por su mala maña de hablar mal hasta del Papa.
Yo con mi primera victoria en la mano pose para todas las fotos familiares, en las que registraban a mi primogénito tumbando su piñata, soplando su primera velita, abriendo sus regalos, entregando sus cotillones y posando con cada uno de los invitados, con sus invitados.
Al final de la tarde, después de recoger todos los indicios de la fiesta, luego de bañar al pequeñín, y acostarlo a dormir, luego de colocar todos los regalos en su santo lugar (colgar la ropa, poner lo juguetes con los demás juguetes, poner en la zapatera los zapatos nuevos, etc.) me senté en el jardín con un buen vino tinto y brinde, a solas con mi esposo, por mi hijo, por mi, por haber sobrevivido con bien y dignidad a su primer cumpleaños, y por los dos porque hacía un año que nos habían graduados de padres imperfectos.
El servipack de entrenamiento termina aquí, (falta solo la celebración de los cumpleaños en el colegio), el servipack avanzado se los relataré mas adelante, cuando me toque por ahora estoy saliendo del 5to cumpleaños del mayor y el 2do del menor.
CUMPLEAÑOS DEL COLEGIO EL MIERCOLES.
Ahora si los cumpleaños propios y ajenos, los que se celebran con la familia y los que se celebran en los colegios o con los amiguitos de colegio.
Acá no agregare los cumpleaños de los amiguitos de los chamos, porque junto a los actos del día de la madre y el padre, los actos de fin de curso, y otros similares encontraran su reseña ¡en otro capítulo, que les entregaré mas adelante!
Vamos pues finalmente, a lo que nos compete, el servipack de entrenamiento termina con los primeros cumpleaños del bebe, pero hay dos tipos diferentes de cumpleaños, el cumpleaños familiar y el cumpleaños de colegio o al que están invitados los amiguitos del colegio.
En primer lugar está el cumpleaños familiar, que suele celebrarse en los dos primeros años de vida, en principio porque el niño está muy pequeño para asistir a clases, o en todo caso esta muy pequeño para decirnos quienes son los amiguitos, además que madre por imperfecta que fuera estaría tan loca de invitar a la mitad del maternal a su casa, si con el que tiene apenas queda casa que destrozar en la fiesta.
A esta “pequeña reunión” están invitados todos los tíos y tías, los primitos, los abuelos, padrinos y algún otro familiar cercano, porque “total es picarle la tortica, cantarle el cumpleaños y ya, nos tomamos unos traguitos preparo un par de pasapalos sencillos y se acabo el rollo” y justo en este punto es donde comienza el problema…
Avisas a los parientes para que sepan el día y la hora de la celebración y en el ínterin entre una llamada y otra, te llama la tía Herminia (si, la misma del baby shower, la que odia bailar lambada), para decirte que estaba hablando con la tía Julieta, la tía Egle y la Tía Mercedes y que las tías decidieron venir a conocer al bebe ese día, para aprovechar de traerle sus regalitos que le tienen desde que nació, que no habían tenido tiempo para llevarlos hasta tu casa porque estaban muy ocupadas con sus cosas (que una jamás sabe exactamente que son, pero sospecha que tiene que ver con las interminables tardes en los bingos, peluquerías e iglesias, en ese orden inalienable).
Entonces te hallas con una lista de invitados, que a su vez han invitado a otros invitados y cuando te sientas te das cuenta que la cosita sencilla se esta convirtiendo en una cosita ya no tan sencilla. Entonces toca, planificar mayor cantidad de pasapalos, comprar mas licor, considerar comprar unos globitos, los cotillones de los primitos, quizás una piñata pequeña, la mantelería del muñequito de moda, hacer unos recuerditos, y obviamente una torta grande, con gelatina, quesillo y toda la parafernalia.
Sales como una loca al centro a buscarte en cuanta piñatería existe el fulano muñequito para hacer un centro de mesa, la piñata, el relleno, los cotillones, el relleno de los cotillones, los globos, las bolsitas de los juguetes de la piñata, un premio para una rifa, las servilletas decoradas, los platos decorados de la torta, unas bandejas decoradas también y los vasitos de un color que combine, porque:
-“los vasos si no me han llegado señora, eso es todo importado y no viene sino a mediados de año”…
Pagas la cuenta (kilométrica por supuesto, un ataque fulminante al bolsillo de tu marido) y sales corriendo al metro (porque mas o menos ¿quién es tan desquiciado de irse en carro al centro?), rogándole al cielo que no te agarre la hora pico, para que no te estrujen la piñata, y pidiéndole al santo de los imposibles que consigas donde sentarte, porque entre el sol, la gente y la caminadera te duelen hasta las tapitas de los tacones que dejaste en la casa.
Llegas a la casa, solo para volver a salir corriendo al supermercado a comprar todos los víveres que necesitas para preparar los “pasapalitos sencillos” y algo de beber, además de acercarte a la tienda de repostería para aprovisionarte de todo lo necesario para la torta y comprar la velita correspondiente (de ser posible con el fulano muñequito), pagas las cuentas (obviamente tu marido te llama, porque empieza a sentir como piquiña en los bolsillos y cuando le das el total a vuelo de pájaro te lanza:
-“bueno, ¿y es que nosotros estamos celebrando unos quince años carajo?, si esto es así ahora no quiero saber lo que voy a tener que pagar cuando cumpla dos años”)
y sales corriendo a la casa.
Al llegar encuentras que el nene ya vio la piñata, y se arma la gorda cuando una quiere tratar de quitársela para rellenarla, pero es que el primer error en una serie de errores fue haberlo dejado con la experta en cosas que nadie preguntó, si con ¡la ABUELA!, y como el muchacho hace lo que le da la regalada gana con ella,
-“se la quería mostrar para que viera que ya estaba cerca su cumpleaños y para que viera que le había comprado su piñata, pero ahora no la quiere soltar”
¿Resultado?, que lo que no le estrujaron la piñata en el metro se la estrujan en la casa, porque la piñata come con el, duerme con el y fue un lío para que no la metiera a la ducha a la hora de bañarse.
En el período de dos días anteriores al cumpleaños se hacen el restante de los preparativos, se arman los cotillones, se hacen los recuerditos, se hace la torta, la gelatina, el quesillo, los pasapalos y finalmente el mismo día del evento se inflan los globos, se colocan por todos lados y se decora la casa, se enfrían los licores, se manda a buscar el hielo con el tío Juan, se pone la mesa, se monta la piñata (rellena subrepticiamente por la noche mientras el querubín duerme), se manda a arreglar al bebe para recibir a los invitados, y tu te sientas cinco minutos a ver lo lindo que quedó todo, buscas la cámara de fotografías y te das cuenta de que NO TIENE BATERIAS, entonces corres por toda la casa buscando alguna que le sirva (controles remotos, juguetes, linternas, todo) hasta que la haces prender, y tomas unas tres fotos.
A todas estas esta tu pobre esposo tratando de vestir al enano con el conjunto que le han comprado los adorables abuelos para la ocasión, escuchando los consejos de la experta en cosas que nadie pregunto a cerca de la forma perfecta de vestir a un bebe y tratando de terminar de vestirse el mismo, todo al mismo tiempo… Y tu? Te das cuenta que aún no te has arreglado, y que para mas remate, tiene que ser rapidito, porque no tienes mucho tiempo. La gente ya esta por comenzar a llegar, te metes volando al baño, te lavas el cabello, te das una ducha rápida y cuando estas a mitad de la enjuagada te toca la puerta tu esposo desesperado:
-“Cielo, no consigo el palo de la piñata, ¡¿dónde está?!”
-¡¡¡¡¡EL PALO DE LA PIÑATA!!!!!, no lo compre, llama a la comadre, dile que se busque uno en donde sea, que si no se pase por una papelería y busque papel creppe, tirro, teipe y un palo de chupón de baño”
Terminas de bañarte, te maquillas, apenas un poco, te secas el cabello apurada, y te vistes corriendo, porque ya has oído el timbre dos veces y esas deben ser las tías que no tuvieron tiempo en todo un año de venir a conocer a tu hijo y se antojan justo el día de su cumpleaños (al que expresamente no las invitaste, porque no les perdonas que no lo fueran a ver a la clínica) para aprovechar de matar con un regalo las dos cosas y a criticarte la casa, el marido, la decoración, la comida y ¡hasta la forma de caminar!.
Sales con la mejor de tus sonrisas, para darte cuenta de que la del timbre era tu comadre que esta sentada entre un montón de papeles creppe, con tu hermana resolviendo lo del palo de la piñata y agradeces a Dios por tenerlas a tu lado, si no tu ¡ya te hubieses ahorcado con la cuerda de la piñata!.
Finalmente llega la marabunta, el gentío (porque los invitados traídos por tus invitados, trajeron invitados), y esta escena se repite en la puerta cuando recibes a cada uno de tus invitados con sus invitados:
-Hola tía Merce, bendición, pasen adelante
-Hola mi amor, te acuerdas de tu prima Elisa no? Bueno este es su novio Valentín, y esa es la hija de Valentín, Danielita (una muchachita feuchita de unos 5 años de edad con apariencia de mantoncita de prekinder que me sacó la lengua), aquí esta el regalito para el bebe de parte de todos (entrega de bolsita de tienda de ropita de niño, considerablemente ligera y pequeña para ser regalo de tres familias), y ¿Dónde esta el cumpleañero?
-Por allá con mi mamá, gracias por el “detallito” (énfasis en detallito), lo voy a poner con los demás, pasen están en su casa.
Así te ves de pronto como arrasada por una vorágine, y donde pensabas recibirías a veinte (20) personas cuando mucho, estas atendiendo a cincuenta (50), pasapalos van y vienen, se ha ido a buscar hielo dos veces, y licores una vez mas, se han repartido globitos, tu hermana te está ayudando a organizar algunos juegos, tu esposo esta poniendo la música y evitando a toda costa poner cualquier cosa parecida a una lambada y el premio de la rifa ya se entrego, entonces decides “restearte” y anunciar la hora de la piñata, te paras en el medio del jardín, el orgulloso padre al otro lado de la cuerda de la piñata y todos tus primitos, sobrinos y demás menores invitados o invitados de los invitados te rodean, tu sostienes al cumpleañero en brazos, porque el primer turno es suyo, pero Danielita tiene montado un berrinche porque ella le quiere dar primero, Elisa y Valentín se te acercan y te preguntan si hay problema en que la niña estrene la piñata de tu hijo, y tu contestas:
-“claro que tengo problema, la piñata es del nene, el la estrena, el del cumpleaños es el y no ella, además deberías enseñarle a tu hija que el primer requisito para ser un invitado NO invitado es agradecer y ser educado!, así que con permiso”.
Punto final, Elisa agarro a la muchachita por el brazo, por el otro llevaba a su noviecito en volandas, mi tia Merce me vio con cara de gallina que mira sal y se retiraron. Menos mal, toda la vida me había caído mal mi primita, por su mala maña de hablar mal hasta del Papa.
Yo con mi primera victoria en la mano pose para todas las fotos familiares, en las que registraban a mi primogénito tumbando su piñata, soplando su primera velita, abriendo sus regalos, entregando sus cotillones y posando con cada uno de los invitados, con sus invitados.
Al final de la tarde, después de recoger todos los indicios de la fiesta, luego de bañar al pequeñín, y acostarlo a dormir, luego de colocar todos los regalos en su santo lugar (colgar la ropa, poner lo juguetes con los demás juguetes, poner en la zapatera los zapatos nuevos, etc.) me senté en el jardín con un buen vino tinto y brinde, a solas con mi esposo, por mi hijo, por mi, por haber sobrevivido con bien y dignidad a su primer cumpleaños, y por los dos porque hacía un año que nos habían graduados de padres imperfectos.
El servipack de entrenamiento termina aquí, (falta solo la celebración de los cumpleaños en el colegio), el servipack avanzado se los relataré mas adelante, cuando me toque por ahora estoy saliendo del 5to cumpleaños del mayor y el 2do del menor.
CUMPLEAÑOS DEL COLEGIO EL MIERCOLES.
4 comentarios:
El peor coraje que me daba en las fiestas de mi casa: mis cumpleaños, los de mi hermano, los de mis primos, etc. lo provocaba mi dulce abuelita que en pleno climax de la fiesta (mi tía se disfrazaba de payaso y nos hacia juegos maravillosos)cuando decía "JEANNETT, mira, que Flor ya se va, tu sabes que ella vive en el Cafetal, se le hace de noche y bueno, a ver si podemos picar la torta ya" Mi mamá molesta, tragando grueso accedía y a golpe de 6 se empezaba ir todo el mundo de mi casa, pues la seña para que una fiesta de este país se acabe es cuando cantan cumpleaño... NO ERA PARA MATARLA????
Como siempre super bueno!!! bien por ese palo y por defender a tu hijo de abusadores
Margi
Donde dice "el premio de la rifa ya se entrego" debe decir "el premio de la rifa ya se entregó" (con acento en la o).
Saludos
Gracias por la corrección, a quien corresponda, pues no me has firmado el comentario!, jajaja Gracias igual!
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